Moda en vez de sexo

  • Redacción
  • BBC Mundo
Amsterdam cierra algunos próstibulos en el Barrio Rojo
Pie de foto, La industria del sexo produce cien millones de dólares al año.

Salir a mirar vitrinas en Ámsterdam ya no va a ser lo mismo. Las prostitutas que se exhiben en los ventanales del Barrio Rojo en busca de clientes están siendo sustituidas por maniquíes de tiendas de ropa de diseño y objetos de arte.

El gobierno de la ciudad tiene previsto cerrar al menos la mitad de los 430 prostíbulos con el objetivo de combatir la delincuencia y transformar el centro en una zona más segura.

El vicealcalde Lodewijk Asscher le dice a la BBC que "varios estudios arrojan que las mujeres que trabajan en el sector del sexo en Ámsterdam lo hacen en contra de su voluntad, lo que se ha convertido en la esclavitud de la modernidad".

No cuentan con una cifra concreta pero estiman que entre el 20% y el 90% de las mujeres que trabajan en los ventanales son forzadas a prostituirse.

"Y aunque tomando la cifra más baja, sólo el 20%, esto significa que una de cada cinco mujeres está trabajando contra su voluntad, algo que no se puede tolerar de ninguna forma", explica Lodewijk.

Sexo básico

La prostitución es uno de los principales atractivos que han seducido a miles de turistas de todo el mundo a acercarse al barrio del deseo, donde la industria del sexo genera unos cien millones de dólares al año.

Las prostitutas pueden ganar entre 35 y 700 euros al día, dependiendo del número de clientes que tengan.

Chantal Moreno, miembro del Centro de Información de Prostitución, brindó a la BBC más detalles sobre el servicio que las prostitutas ofrecen.

"Los clientes pagan un precio mínimo que ronda entre los 35 y 40 euros por 15 minutos. Esto incluye desvestirse, vestirse, decir hola, adiós y -entre medias- 5 minutos de contacto sexual. Esto sería el sexo básico. Si los clientes quieren algo más la tarifa aumenta", explica Moreno.

De los beneficios que obtienen, las prostitutas tienen que pagar 40 y 120 euros por alquilar entre 8 o 12 horas uno de los ventanales. Y además, al final del año, tienen que pagar impuestos como cualquier otro trabajador.

"Todas las mujeres que trabajan aquí son completamente independientes. Ellas alquilan la ventana, que incluye una habitación, por un turno, durante el cual son sus propias jefas: ellas deciden a qué cliente dejan entrar", concluye Moreno.

Diseño y arte, la nueva imagen

El Barrio Rojo, con menos prostitutas
Pie de foto, El Barrio Rojo es considerado una opción segura para las prostitutas.

La historia del Barrio Rojo de Ámsterdam se remonta al siglo XIV, cuando los marineros llegaban en busca de compañía. Desde entonces, las autoridades han tratado de controlar la prostitución para limitar las molestias y evitar la explotación.

En 1911, los prostíbulos fueron prohibidos, pero pronto se aceptó que una ley no iba a erradicar la práctica, así que se asumió una política extraoficial de tolerancia, hasta que en el 2000 el gobierno legalizó la prostitución, en un intento por evitar la prostitución forzada y la explotación de las mujeres.

El país se convirtió en uno de los más liberales y permisivos al respecto.

Pero parece que con los años los planes ya no son los mismos y los cambios ya están siendo implementados en el barrio.

En algunos ventanales, las mujeres ya han sido sustituidas por zapatos y otras prendas de ropa de diseño que esperan a que un viandante les preste atención.

Mariette Hoitink, directora de una agencia de reclutamiento de moda, apoya firmemente el proyecto del Ayuntamiento de lavar la imagen del Barrio Rojo.

"Puede ser una buena idea que los diseñadores de moda tengan la oportunidad de trabajar, vivir y exhibir su trabajo en estos antiguos prostíbulos", explica Mariette.

Sexo, drogas y Rock & Roll

Sin embargo, desde el sindicato de prostitutas, las cosas se ven muy distintas.

Metje Blaak, una de las portavoces del sindicato de prostitutas El Hilo Rojo, le dice a la BBC que "no queremos que tiendas de ropa de diseño y arte reemplacen los prostíbulos ya que en el Barrio Rojo las prostitutas se sienten seguras".

"Cerrar los burdeles podría provocar una tragedia para las mujeres del sector que tendrán que trabajar en la calle y hoteles. Cuando te subes en el carro de un desconocido, puede ser Jack el Destripador, por lo que las prostitutas corren un gran riesgo", añade Blaak.

El Hilo Rojo afirma que todavía no es tarde para mantener intacto el Barrio Rojo.

"Desde los años '60 Ámsterdam ha sido la ciudad del sexo, drogas y Rock & Roll... ¡que lo siga siendo, por favor!", implora Blaak.